Con habilidad para anticiparse a los imprevistos, coordinar tareas múltiples y mantener el orden en entornos de alta demanda, las secretarias y secretarios son piezas clave en el funcionamiento de oficinas, empresas, escuelas, hospitales y organismos públicos. Su trabajo, muchas veces invisible para el exterior, es indispensable para que los procesos avancen con fluidez.
Este 16 de julio, se conmemora en México el Día de la Secretaria, una fecha para reconocer la entrega, el profesionalismo y la capacidad organizativa de quienes, con paciencia y rigor, convierten los pendientes en logros y los espacios de trabajo en entornos más eficientes.

El origen de esta celebración se remonta a 1958, cuando María Luisa Rodríguez, entonces presidenta de las Secretarías Ejecutivas del país, impulsó la creación de un día especial para honrar esta profesión. Su objetivo era claro: visibilizar el valor del trabajo administrativo, fomentar la formación profesional y abrir camino para el desarrollo laboral de las mujeres en una época en que pocas ocupaban cargos relevantes.
Inicialmente, la conmemoración se realizaba el 3 de diciembre, pero tras varios ajustes, quedó establecida definitivamente el tercer miércoles de julio, convirtiéndose en una tradición para miles de instituciones que, ese día, reconocen públicamente a quienes garantizan la operatividad diaria.

En un mundo laboral en constante transformación, el papel de las secretarias y asistentes administrativas evolucionó hacia funciones más estratégicas, con mayor participación en la toma de decisiones, uso de tecnologías de gestión y liderazgo organizacional. Su labor va mucho más allá de contestar teléfonos o agendar citas: son facilitadoras, gestoras y aliadas clave de cualquier equipo directivo.
Por todo esto, este 16 de julio no es solo una fecha para celebrar, sino para agradecer con conciencia el valor de una profesión que, con orden, responsabilidad y entrega, sostiene buena parte del engranaje laboral del país.
