El ghosting, esa práctica tan común en las citas modernas que consiste en desaparecer sin dar explicaciones, puede parecer una salida fácil para evitar discusiones incómodas. Sin embargo, la ciencia confirma que sus efectos emocionales son mucho más profundos de lo que parece.
Un reciente estudio publicado en julio de 2025 en la revista Personal Relationships examinó lo que ocurre cuando alguien es ignorado por completo frente a quienes reciben un rechazo directo. Los hallazgos son claros: el silencio no protege a nadie; al contrario, deja heridas emocionales difíciles de cerrar.

La falta de cierre prolonga el dolor
Quienes son víctimas de ghosting quedan atrapados en un “limbo emocional”. A diferencia de un rechazo explícito —doloroso, pero claro—, el silencio obliga a la persona a buscar respuestas en sí misma: ¿fue mi apariencia?, ¿mi carácter?, ¿mis intereses? Esa incertidumbre prolonga el duelo y desgasta la autoestima.
El conflicto solo se retrasa
Muchas personas aplican el ghosting para evitar una confrontación, creyendo que es la opción “más segura”. Sin embargo, los datos muestran que quienes son ghosteados suelen insistir en retomar el contacto, lo que termina generando un conflicto inevitable y, en la mayoría de los casos, más intenso. El silencio no resuelve: simplemente aplaza y agrava la incomodidad.

Efectos que alcanzan nuevas relaciones
Más allá del momento inmediato, el ghosting deja huellas que afectan la capacidad de confiar en futuras parejas. La falta de explicación y cierre emocional se convierte en un peso acumulativo que dificulta abrirse de nuevo. Según los especialistas, incluso puede disparar ansiedad, indecisión y miedo a la vulnerabilidad en relaciones posteriores.
No es una alternativa “amable”
Aunque muchas personas creen que cortar la comunicación evita dañar a la otra parte, el estudio concluye lo contrario: el ghosting refuerza el apego hacia la ex pareja, afecta el bienestar emocional y mina la autoestima. En palabras de la psicóloga Katherine Holmes: “la consecuencia más perturbadora del ghosting es que las víctimas aprenden a evitar ser vulnerables en el futuro”.

El ghosting no es un recurso inofensivo ni una forma elegante de evitar un conflicto. Es, en realidad, una ruptura silenciosa que prolonga el dolor, retrasa el enfrentamiento y deja cicatrices emocionales que pueden condicionar la manera de amar en el futuro.