La economía mexicana registró una contracción de 0.3% durante el tercer trimestre de 2025, luego de haber crecido 0.6% en el periodo anterior, de acuerdo con la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) Trimestral publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Se trata de la mayor baja desde el cuarto trimestre de 2024, impulsada principalmente por el desempeño negativo del sector industrial.
Durante el periodo julio-septiembre, las actividades secundarias (industria) reportaron una disminución de 1.5%, tras haber crecido 0.7% en el segundo trimestre. En contraste, las actividades primarias (agropecuarias) mostraron un avance de 3.2%, revirtiendo la caída de 2.4% registrada previamente.

Por su parte, las actividades terciarias (servicios) tuvieron un crecimiento marginal de 0.07%, inferior al 0.8% observado en el trimestre anterior.
Especialistas advierten que estos resultados reflejan un escenario de estancamiento económico y perspectivas de crecimiento limitadas para el cierre del año, derivadas de factores internos y externos que continúan afectando la dinámica productiva del país.
Desaceleración e incertidumbre global
De acuerdo con Janneth Quiroz, directora de análisis económico en Monex, las cifras evidencian los efectos acumulados de la volatilidad internacional y la incertidumbre comercial.
“Aunque el impacto no fue inmediato, ahora se refleja en una desaceleración clara. La economía resintió la incertidumbre global, especialmente la coyuntura arancelaria”, explicó la analista.
Quiroz agregó que los esfuerzos del gobierno federal por alcanzar una consolidación fiscal durante el año tuvieron un efecto restrictivo sobre la actividad económica. Además, señaló que las políticas comerciales impulsadas por Estados Unidos incidieron en la reducción del dinamismo económico nacional, cuyo crecimiento acumulado en los tres primeros trimestres del año es de apenas 0.2 por ciento.

En la misma línea, Pau Messeguer, economista en jefe de Banco Multiva, destacó que la caída también responde a un efecto de base de comparación.
“El nivel de actividad en los trimestres previos fue excepcionalmente alto, por lo que un retroceso era previsible. Mantener el crecimiento habría requerido un desempeño extraordinario”, indicó.
Factores externos y perspectivas
A tasa anual, la economía mexicana retrocedió 0.3%. Las actividades primarias crecieron 3%, las terciarias 0.9%, mientras que las secundarias descendieron 2.9%, reflejando el impacto del menor dinamismo industrial.
El investigador Jesús Rubio, del Colegio de la Frontera Norte, señaló que el desempeño del sector industrial estará estrechamente vinculado al comportamiento de la economía estadounidense, principal destino de las exportaciones mexicanas.

Por su parte, Messeguer subrayó que la debilidad industrial responde principalmente al segmento de la construcción, afectado por un menor gasto público en inversión —común en los primeros años de gobierno— y por una inversión privada aún frágil.
De acuerdo con Rodolfo Ostolaza, subdirector de Estudios Económicos en Banamex, hacia el último trimestre del año podría observarse una moderada recuperación del PIB, estimada en 0.3% trimestral, impulsada por el consumo estacional y un mayor ejercicio del gasto público.
“El cierre de año suele traer un repunte por factores de consumo y ajustes presupuestales, lo que podría amortiguar parcialmente la desaceleración observada”, puntualizó.
Con estos resultados, la economía mexicana enfrenta el reto de reactivar el crecimiento sin comprometer la estabilidad fiscal, en un entorno internacional marcado por la incertidumbre y la cautela inversora.