La Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) presentó su programa Institucional 2025–2030, documento que define la ruta técnica para consolidar lo que denomina el “segundo piso” de la recuperación salarial en México.
El eje central de esta estrategia es que, al cierre del sexenio, una persona trabajadora que perciba el salario mínimo pueda adquirir 2.5 canastas básicas, tanto alimentarias como no alimentarias, lo que permitiría cubrir sus necesidades y las de al menos un dependiente económico.
Como parte de las metas intermedias, la Conasami estableció que para 2026 el salario mínimo deberá permitir la compra de 1.89 canastas básicas, frente a las 1.76 unidades estimadas para 2025. Este avance representa un paso clave en el fortalecimiento del bienestar laboral y del poder adquisitivo.
En cuanto a los salarios mínimos profesionales, el programa plantea un objetivo aún más elevado: que en 2026 el promedio de estas remuneraciones permita adquirir 2.48 canastas básicas. Para ello, la Dirección Técnica de la Conasami llevará a cabo una reingeniería del Sistema de Salarios Mínimos Profesionales, apoyada en el Índice de Condiciones de Empleo.
Este instrumento evalúa la precariedad laboral a partir de cuatro dimensiones: condiciones de trabajo, protección legal, protección social y factores sociodemográficos, utilizando información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (Enoe) del Inegi.
Bajo este esquema, durante 2026 se realizará un diagnóstico de vigencia del listado de ocupaciones profesionales, con el fin de eliminar aquellas que ya no reflejan la realidad del mercado laboral e incorporar nuevas categorías caracterizadas por altos niveles de vulnerabilidad.
Asimismo, el programa contempla la elaboración de estudios técnicos sobre brechas salariales de género, particularmente en sectores históricamente discriminados, con el compromiso de que el ingreso de las mujeres continúe creciendo a un ritmo superior al de los hombres.
El documento subraya que los ajustes salariales previstos para 2026 se determinarán con base en criterios técnicos, garantizando que los incrementos no se ubiquen por debajo de la inflación observada. Esta política busca preservar el poder adquisitivo recuperado, que al mes de octubre de 2025 acumula un crecimiento real de 129.4% en la zona general respecto al cierre de 2018.
Con este enfoque, la Conasami avanza hacia una nueva metodología de medición salarial, sustentada en una canasta con perspectiva de derechos humanos, que integra no solo la alimentación, sino también el acceso a salud, educación y vivienda como elementos esenciales para una vida digna.
