La coyuntura ha puesto en riesgo la participación del pilar principal de la recuperación, crecimiento y desarrollo de la economía en el corto, mediano y largo plazo, que es indudablemente la inversión privada.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) ha sido insistente en señalar que el principal motor del crecimiento es la inversión, principalmente la privada, toda vez que al generar nuevo acervo de capital estimula la posibilidad de elevar la productividad y crear una mayor cantidad de empleos de calidad, lo que redunda en el bienestar de los hogares.

La actividad económica se está desacelerando, en parte por la incertidumbre sobre la fortaleza del estado de derecho por la próxima elección de integrantes del poder judicial, así como por la corrupción, la impunidad, la inseguridad y los problemas de regulación, entre otros factores negativos, que continúan ganando terreno y limitan la posibilidad de un entorno más propicio para los negocios. A esto se suma también una creciente incertidumbre por los efectos adversos de la política arancelaria de los Estados Unidos.
Es claro que la combinación de una tasa de crecimiento a la baja y un balance de riesgos institucionales y de comercio exterior al alza genera un ambiente de creciente incertidumbre y, naturalmente, de mayor cautela de los inversionistas.
Es un hecho que para que la economía crezca se requiere inversión. Para impulsarla es indispensable un ambiente de certeza jurídica, un entorno en donde factores como la corrupción e inseguridad no sean elementos que determinen las decisiones de invertir.
No hay duda de que también la inversión del sector público tiene un papel muy importante al complementar e impulsar a la privada, permitiendo mayor competitividad y productividad. Sin embargo, el sector público ha privilegiado el gasto corriente dirigido a una importante cantidad de programas sociales que tienen poco impacto en el acervo de capital y, por ende, también en el crecimiento de mediano y largo plazo y en la reducción de la desigualdad.

El crecimiento del acervo de capital que genera la inversión es la principal fuente de creación de empleo de calidad de largo plazo. Sin embargo, en los últimos años su ritmo de avance se ha desacelerado de manera importante y esto refleja en buena medida también la dificultad de generar una mayor cantidad de nuevos puestos de trabajo.
Es evidente lo importante de la inversión privada, que aporta prácticamente el 90% del total. Igualmente, cerca del 90% de esa inversión la generan en conjunto las empresas medianas y grandes, mientras que las micro y pequeñas empresas aportan el resto.
De ahí la importancia de generar un ambiente en el cual las empresas, independientemente de su tamaño, vean un atractivo para invertir, modernizar su acervo y lograr integrarse eficientemente a la actividad productiva.
Como lo ha señalado el CEESP anteriormente, para crecer al 5% se requieren niveles de inversión superiores al 25% del Producto Interno Bruto (PBI) de manera sostenida. Ese porcentaje en dólares hoy representa aproximadamente 465 mil millones de dólares. Si descontamos la inversión extranjera directa (IED) de 36.9 mmd y la inversión pública de 53.2 mmd, la inversión privada total nacional sería de 375 mmd, más de 10 veces la IED.

Con base en los números anteriores es indudable que, para impulsar la inversión privada nacional, la más importante para el crecimiento del país, es indispensable redoblar esfuerzos para asegurar un ambiente de certeza jurídica, un entorno en donde la corrupción e inseguridad no sean factores que determinen las decisiones de invertir y un esquema fiscal que se convierta en un incentivo para canalizar mayores recursos a la actividad productiva.
México
De acuerdo con el reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), después de un sorpresivo repunte en febrero, en marzo la producción industrial volvió a terreno negativo al reportar una disminución mensual de 0.9% y una anual de 1.3%. El mayor debilitamiento se observó en la minería, que cayó 2.7% mensual y 10.1% anual, principalmente por una menor extracción de petróleo, que registró una disminución mensual de 2.7% y una anual de 10.5%. La actividad manufacturera se contrajo 1.1% en el mes y 1.0% anual, mientras que la actividad de electricidad, agua y gas disminuyó 1.1% y 3.4% respectivamente. Por su parte, la construcción aumentó 0.8% mensual y 2.1% anual.
De acuerdo con las estimaciones recientes, el consumo se mantuvo a la baja al inicio del segundo trimestre del año. La estimación oportuna del Inegi muestra que en marzo el consumo privado registró una disminución mensual de 0.2%, mientras que en su comparación anual mostró una baja de 1.3%. Para abril se estima que el consumo privado se contrajo 0.1% mensual, de tal manera que respecto al mismo mes del año pasado se observó una disminución de 1.5%. Con esto se acumulan cinco meses consecutivos con variaciones anuales negativas.
La Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) reportó una mejora en la evolución de sus ventas durante abril. Su reporte indica que las ventas a tiendas iguales aumentaron a una tasa anual de 2.4%, mientas que a ventas totales crecieron 5.1%. El crecimiento acumulado anual de las ventas a tiendas iguales en el lapso enero-abril fue de 0.8%, en tanto que el de las tiendas totales fue de 3.4%, significativamente menor a los avances reportados un año antes de 5.3% y 8.4%, respectivamente.

Estados Unidos
El Departamento del Trabajo informó que en abril los precios al consumidor aumentaron 0.2%, ligeramente por debajo de la estimación del mercado que anticipaba un alza de 0.3%. En su comparación anual los precios al consumidor crecieron 2.3%, manteniendo su tendencia a la baja al reportar el menor aumento anual desde febrero de 2021. Los precios de rubro de alimentos disminuyeron 0.1% en el mes, aunque respecto al mismo mes del año pasado aumentaron 2.8%. Los precios de energía se elevaron 0.7% en el mes y 3.7% anual. Al excluir alimentos y energía, los precios del indicador subyacente aumentaron 0.2% mensual y 2.8% anual. Los especialistas consideran que los precios, en general, se mantuvieron bajo control.

De acuerdo con el reporte del Departamento de Comercio, durante abril las ventas minoristas aumentaron 0.1%, porcentaje inferior a la estimación del mercado que preveía un alza de 0.2%. Las ventas de vehículos de motor y refacciones disminuyeron 0.1%. Mientras que las ventas en gasolineras lo hicieron en 0.5%. Por el contrario, las ventas en tiendas de electrónica y electrodomésticos aumentaron 0.3%, en tanto que las de tiendas de muebles y artículos para el hogar lo hicieron en 0.3%. La Reserva Federal señaló que en abril la producción industrial se mantuvo sin cambio, mientras que el mercado anticipaba un avance de 0.3%. Este comportamiento reflejó, principalmente, la caída de 0.4% en la actividad manufacturera y de 0.3% en la minería, que fueron compensadas por el alza de 3.3% en la producción de servicios públicos.