Las vacaciones de verano son una oportunidad invaluable para reconectar con quienes más queremos, hacer una pausa del estrés diario y renovar cuerpo y mente. Ya sea en la playa, en el campo o incluso en casa, estos días pueden llenarnos de alegría, si los vivimos con consciencia y cuidado.
Sin embargo, también es una temporada en la que muchas familias caen en gastos impulsivos que, en lugar de brindar tranquilidad, provocan ansiedad y deudas innecesarias. Para que el descanso no se convierta en una carga financiera, expertos recomiendan planificar con inteligencia y cuidar cada peso invertido en esta experiencia.

¿Cómo vivir unas vacaciones memorables y responsables?
Eufemia Basilio Morales, especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que el entusiasmo por vacacionar puede llevar a decisiones poco razonadas, especialmente cuando se actúa sin una estrategia clara. Su principal consejo: “planear con el corazón, pero también con la cabeza”.
Aquí algunos consejos para lograrlo:
- Define un presupuesto realista
Antes de pensar en el destino, es fundamental saber cuánto puedes gastar. Incluye todos los aspectos: transporte, hospedaje, alimentación, actividades y algún fondo para emergencias. Esto te dará claridad y control.
- Haz un plan con tiempo
Planear con anticipación te permite comparar precios, encontrar promociones y elegir con calma lo que más conviene a tu familia. Cuanto antes empieces, más opciones tendrás.

- Aprovecha actividades gratuitas o económicas
No todo lo memorable cuesta. Muchas ciudades y comunidades ofrecen parques, museos, ferias o conciertos gratuitos. Investigar previamente te ayudará a armar una agenda divertida sin gastar de más.
- Evita gastos innecesarios
Los llamados “gastos hormiga” —como compras impulsivas, antojos costosos o souvenirs poco útiles— pueden acumularse rápidamente. Llevar tus propios snacks, elegir restaurantes locales y usar transporte público pueden hacer la diferencia.
- Ahorra con propósito
Guardar desde 10 hasta 50 pesos diarios puede parecer poco, pero al paso de unas semanas puede convertirse en ese fondo que te permitirá decir “sí” sin culpa a una actividad especial o a un imprevisto. Incluso, incluir a los niños en este proceso les enseña el valor del esfuerzo y la recompensa.

Vacaciones que sanan, no que estresan
Las vacaciones no deben vivirse como una competencia para “gastar más” o “ir más lejos”. Lo más importante es compartir momentos significativos, disfrutar el presente y regresar a casa con el corazón lleno, no la cartera vacía.
Con planificación, creatividad y compromiso, es posible crear recuerdos felices sin comprometer tu estabilidad financiera. Porque el mejor descanso es aquel que también da paz al regresar.

¿Listas tus maletas? Que estas vacaciones sean inolvidables, y también responsables.