La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo celebró la inscripción de la ruta sagrada wixárika que conduce al centro ceremonial Wirikuta en la lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
“Es un acontecimiento muy importante para el pueblo wixárika, para el pueblo de México. Además, es de las pocas veces que se reconoce un lugar sagrado de los pueblos originarios vivos; no de la historia de las grandes civilizaciones, sino lo que significa este lugar sagrado para el pueblo hoy, desde antes y hoy. Es algo muy importante”, anunció.

El director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, resaltó la importancia de proteger los lugares sagrados de la cultura wixárika, pero también su cosmovisión.
Destacó que México es el primero del continente americano con más bienes inscritos en la lista representativa de patrimonio mundial y el séptimo en el mundo, pero es la primera vez que se inscribe un espacio de orígenes ancestrales con cultura viva.

La presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) e invitada especial de la Comisión Presidencial de Lugares Sagrados, Claudia Olivia Morales Reza, recordó que el gobierno del ex presidente López Obrador inició los Planes de Justicia para atender demandas de las comunidades indígenas, como es el caso de la ruta sagrada wixárika de los pueblos o’dam o au’dam, mexikan y náayeri, que dio paso al decreto de reconocimiento de los lugares sagrados.
El 23 de agosto de 2023, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó el decreto para proteger lugares, sitios sagrados indígenas y rutas de peregrinación.

Cinco entidades de la República mexicana forman parte de la geografía sagrada del pueblo wixárika —Nayarit, Jalisco, Zacatecas, Durango y San Luis Potosí—, que comparten con los pueblos náayeri, o’dam, au’dam y mexikan.
Esta ruta sagrada recorre más de 500 kilómetros y atraviesa regiones y nichos ecológicos desde el occidente hasta el norte del Altiplano Central, rumbo al desierto de Wirikuta, en el extremo oriental del territorio sagrado.
De acuerdo con estas culturas, la peregrinación permite que la humanidad persista, y es el camino del pueblo wixárika que da significado a su cosmovisión espiritual.
Esta travesía se emprende cada año para cumplir el ciclo ceremonial de transmisión de sabiduría hacia las nuevas generaciones; también se practica para mantener la relación de respeto con los elementos naturales, propiciar el bienestar del pueblo y asegurar un ciclo agrícola exitoso.

La ruta sagrada wixárika también se conoce como “el camino de nuestro abuelo fuego”; en ella conviven cantos, danzas, relatos y oraciones con el águila real, el venado, el tabaco, el híkuri y el maíz, considerados entidades divinas.