La inteligencia artificial (IA) dejó de ser un concepto del futuro para convertirse en parte activa —y desafiante— de nuestra vida cotidiana. Hoy, el reto no es solo aprovechar sus capacidades, sino protegernos de los riesgos que conlleva su uso malicioso. En un entorno donde los deepfakes, los audios manipulados y los bots automáticos se multiplican, la capacidad de identificar si estamos frente a una persona real se ha convertido en una prioridad para la ciberseguridad global.
Miguel Rocha, director regional de World, una empresa pionera en verificación digital, lo resume con contundencia:
“El gran reto de las plataformas hoy es saber con certeza si están interactuando con un humano de carne y hueso o con una inteligencia artificial”.

Una amenaza cotidiana con rostro digital
La sofisticación de herramientas como ChatGPT o Gemini superó barreras impensables. Ya no solo redactan textos o programan código: también son capaces de resolver sin dificultad los tradicionales captchas, esas pruebas visuales que nos pedían identificar semáforos o bicicletas para demostrar que éramos humanos.
Hoy, esos filtros resultan ineficaces ante IA que puede engañarlos con facilidad.
Esto no es teoría. De acuerdo con datos de World, seis de cada diez usuarios han visto videos generados con IA sin notar de inmediato que eran falsos. Y un 70% ya no tiene certeza de si está hablando con una persona o un bot al interactuar en plataformas digitales.

World ID: una nueva capa de confianza para la web
Ante este panorama, World —creada por Sam Altman, fundador de OpenAI, y Alex Blania, su actual CEO— ha desarrollado una herramienta innovadora: World ID, un sistema de identidad digital que permite demostrar que somos humanos únicos y reales, sin necesidad de revelar nuestra identidad.
¿Cómo funciona?
A través de la World App, el usuario puede crear una cuenta y acudir a un orb, una cámara especializada que escanea el iris y genera un código encriptado que representa matemáticamente su textura. Esta información no se almacena ni se comparte: se fragmenta y distribuye entre servidores seguros en instituciones como la Universidad de Zúrich o Berkeley, sin crear un punto único de riesgo.

Actualmente, World cuenta con más de 30 millones de usuarios registrados, de los cuales 14 millones ya han sido verificados físicamente con esta tecnología, especialmente en regiones como América Latina y el sudeste asiático.
“La imagen del iris nunca se guarda ni se sube a la nube. Solo se genera un código seguro que demuestra tu humanidad sin exponer quién eres”, explica Rocha.
Confianza en crisis: más allá de los fraudes financieros
En México, la amenaza es tangible. Una encuesta de Toluna y Tools for Humanity revela que 89% de los mexicanos fue víctima o teme serlo ante un fraude digital. Y el problema no se limita al robo financiero.
En plataformas de citas, por ejemplo, seis de cada diez usuarios sospecha que su match era un bot, y 70% cree que las apps no hacen lo suficiente para garantizar que se interactúa con personas reales. En el universo gamer, nueve de cada diez jugadores encuentran bots en sus partidas. El riesgo no es solo económico: también es emocional, íntimo, personal.

“El daño ya está hecho cuando un video manipulado te muestra a tu jefe pidiendo una transferencia o a un familiar pidiendo ayuda urgente. Para cuando dudas, ya fue demasiado tarde”, advierte Rocha.
Tecnología al servicio de la veracidad
Consciente de la gravedad del desafío, World trabaja en nuevas soluciones, como Deep Face, una herramienta aún en fase beta que permite verificar en tiempo real que quien participa en una videollamada es realmente quien dice ser.
Desde plataformas como Zoom, WhatsApp o Google Meet, esta función puede convertirse en una garantía de autenticidad visual, con un simple reto desde la app.
Además, World ID ya se ha integrado en tiendas en Shopify para evitar abusos en promociones, en la plataforma de videojuegos Razer, y se realizan pilotos con Tinder en Japón y la Federación Nacional de Videojuegos (Fenavide) en México.

Lo más destacado: su uso sigue siendo gratuito para el usuario.
“Queremos construir una red sólida de personas verificadas. No se trata solo de autenticarnos, se trata de protegernos en una era donde la diferencia entre una máquina y una persona es cada vez más difícil de ver”, concluye Rocha.
Privacidad y seguridad: un equilibrio posible
Frente a la creciente pérdida de confianza digital, World ofrece una alternativa que combina privacidad con verificación. No se trata de exponer nuestros datos personales, sino de tener una forma confiable, segura y universal de demostrar que somos humanos, sin perder el control sobre nuestra identidad.
Porque el futuro digital ya está aquí, y saber quién está del otro lado de la pantalla no es paranoia: es protección.