Lo que comenzó como una campaña publicitariaaparentemente ingeniosa, terminó por desatar una ola de indignación. Sydney Sweeney, actriz reconocida por sus papeles en Euphoria y The White Lotus, se convirtió en el centro de una controversia que puso sobre la mesa un tema delicado: ¿hasta dónde puede llegar una marca por llamar la atención?
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El juego de palabras que no causó gracia
La campaña de American Eagle presentó una línea de mezclilla llamada “The Sydney Jean”, diseñada por la propia Sweeney. En el video promocional, la actriz lanza un mensaje que parecía divertido:
“No voy a decirles que compren los jeans… ni que son los más cómodos que he usado ni que te harán lucir increíble”.
Y luego, mirando a cámara, lanza la frase:
“¿Te diste cuenta de lo que hice, verdad?”
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Mientras en pantalla se lee: Sydney Sweeney tiene unos jeans geniales.
Todo esto parecía parte de un juego de palabras entre jeans (pantalones) y genes (el material hereditario). Pero no todos lo tomaron como una simple broma.
En otro clip, incluso se muestra a Sweeney diciendo:
“Los genes determinan el color del pelo, la personalidad e incluso los ojos. Mis jeans son azules”.
De la moda al escándalo: ¿qué salió mal?
La reacción fue inmediata. Miles de usuarios en redes sociales y medios especializados cuestionaron el mensaje de la campaña. ¿Por qué? Porque al hablar de “buenos genes” mientras se exalta la figura de una mujer blanca, delgada, rubia y de ojos claros, se refuerza —aunque sea de forma sutil— una idea peligrosa: que ciertos cuerpos o apariencias son mejores que otros.
Y esa idea no es nueva. De hecho, es profundamente dañina. Se remonta a teorías como la eugenesia, que proponían seleccionar a las personas con “mejores características genéticas” para reproducirse. Un pensamiento que fue usado por regímenes como el nazi para justificar atrocidades.
El problema no es solo la frase. Es lo que representa. Es lo que deja fuera: a las personas racializadas, con cuerpos diversos, con discapacidades o con identidades distintas a lo que históricamente se considera el “ideal”.
Moda con causa… ¿pero sin conciencia?
American Eagle intentó justificar la campaña señalando que parte de las ganancias irían a organizaciones que apoyan la salud mental y a víctimas de violencia doméstica. Sin embargo, para muchos, el mensaje ya había causado daño.
En un clip eliminado, se ve a Sweeneyfrente a una valla que dice “buenos genes”. Ella borra la palabra genes y la reemplaza por jeans. Para muchos, esto fue la gota que colmo el vaso.
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¿Error inocente o provocación intencional?
Expertos en publicidad creen que la campaña fue diseñada justamente para generar controversia. No sería la primera vez que una marca apuesta por el escándalo para ganar visibilidad, aunque no siempre sale bien. Pepsi y Calvin Klein son solo algunos ejemplos de campañas que encendieron la indignación en el pasado.
Hasta el momento, niSweeneyniAmericanEagledieron declaraciones oficiales. Pero varios de los videos han desaparecido de redes sociales.
Las palabras importan. Las imágenes también.
Puede que el juego de palabras jeans/genes haya parecido creativo para algunos. Pero en un mundo donde millones luchan cada día por la inclusión, la equidad y el respeto, los mensajes deben pensarse con cuidado.
La moda no es solo ropa. Comunica, representa, habla. Y cuando el mensaje sugiere —aunque sea sin querer— que hay cuerpos o personas “mejores” por su genética, entonces toca alzar la voz.
Porque todos merecen verse representados. Todos merecen sentirse parte.
Y ningún par de jeans, por bonito que sea, debería hacernos olvidar eso.