Un análisis sobre el empleo juvenil en México revela que las personas de entre 15 y 24 años enfrentan importantes retos para integrarse al mercado laboral formal. Según el estudio Talento joven y empresas: oportunidades y desafíos, elaborado por ManpowerGroup y Junior Achievement Americas, el 83% de los jóvenes tiene dificultades para conseguir trabajo, mientras que el 60% identifica la falta de experiencia como el principal obstáculo.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reporta que la informalidad laboral entre este grupo de edad alcanza el 67%, cifra superior al promedio nacional, lo que evidencia que la mayor parte de los jóvenes realiza trabajos sin prestaciones, seguridad social o estabilidad. Esta condición también se refleja en los salarios: datos de Indeed muestran que los jóvenes profesionistas o técnicos perciben un ingreso mensual promedio de 5 mil 540 pesos para hombres y 4 mil 090 pesos para mujeres, ubicándolos entre los grupos de menor remuneración del país, después de las personas mayores de 75 años.

El IMSS confirma que, durante los últimos seis años, el crecimiento de los empleos formales para este grupo etario fue prácticamente nulo, consolidando un panorama de precariedad laboral que limita la acumulación de patrimonio, ahorro y acceso a pensiones.
Además, la situación se complica para las mujeres jóvenes, quienes presentan menor participación laboral debido, en muchos casos, a actividades domésticas o de cuidado no remuneradas. La falta de oportunidades y la desigualdad de género contribuyen a que gran parte de la juventud permanezca en condiciones económicas vulnerables durante la adultez.

El panorama indica que, sin políticas públicas orientadas a ampliar la inclusión laboral juvenil y fortalecer la seguridad social, los jóvenes continuarán enfrentando dificultades para lograr independencia económica y movilidad social. Medidas como un sistema de cuidados que facilite la participación laboral femenina podrían ser un primer paso para modificar esta realidad.